Hace ya mas de 40 años que dos leyendas del mundo lúdico británico, Steve Jackson e Ian Livingstone, formaban la empresa Games Workshop para comercializar juegos de rol y de mesa; principalmente ediciones de sistemas americanos como Dungeons & Dragons o Traveller. Unos años después aportaban capital para la creación de Citadel Miniatures, empresa dedicada a las miniaturas para juegos y que acabaría fusionándose con Games Workshop de forma que para muchos ambos nombres son sinónimos de la misma empresa.

Poco a poco Games Workshop fue sacando sus propios juegos y dejando de lado el material de empresas americanas. Juegos de mesa como Talismán o La Furia de Drácula son clásicos míticos, pero Games Workshop es más conocida por sus reglamentos para wargames (juegos de batallas) con miniaturas: Warhammer Batallas Fantásticas, Warhammer 40.000 y el Señor de los Anillos. Estos juegos contribuyeron a popularizar el hobby de los wargames de miniaturas, especialmente Warhammer 40.000. Ambientado en el milenio 41 de nuestra era, en un universo oscuro y poblado de razas hostiles hacia la humanidad el Imperio humano debe luchar por su supervivencia. Sin duda el juego de miniaturas más vendido y popular de Games Workshop y posiblemente de todos los que existen. Warhammer Batallas Fantásticas, que hacia honor a su nombre con una ambientación de fantasía medieval, nunca llegó a ser tan popular (solo en España arrasaba en ventas). El Señor de los Anillos, vinculado a la franquicia cinematográfica, empezó muy fuerte pero fue perdiendo fuelle a medida que las películas iba quedando en el pasado.

Como toda empresa, Games Workshop ha tenido sus altibajos, y fue afectada por la crisis. La excepcional calidad de sus miniaturas se notaba en el precio, lo que era un obstáculo sobre todo en mercados con menor poder adquisitivo, como el español. La competencia de otras empresas de juegos, y sobre todo del entretenimiento digital también hizo mucho daño.

Pero los viejos rockeros nunca mueren, y con nueva dirección Games Workshop ha sabido renacer de sus cenizas y enderezar el rumbo. La 8ª Edición de warhammer 40.000 ha vuelto a traer al juego a muchos veteranos que estaba desconectados. Warhammer Batallas Fantásticas se ha trasformado en Age of Sigmar, un reglamento más dinámico y jugable en menos tiempo y espacio que su hermano mayor. Y además se han lanzado de lleno al mundo de los juegos de mesa con productos realmente impresionantes que beben de sus licencias principales:

Blood Bowl, el juego de fútbol americano medieval fantástico es y ha sido siempre uno de los favoritos de los fans, que lo han mantenido con vida aun cuando ha estado descatalogado. Es un juego de estrategia vertiginoso y descacharrante en el que dos equipos formados por razas de fantasía (orcos, elfos, enanos, muertos vivientes) se enfrentan en un partido de fútbol americano ultraviolento y lleno de juego sucio.

Shadespire es un juego de escaramuzas de espada y brujería entre dos bandas de guerreros, con partidas cortas y rápidas.

Necromunda recupera otro de sus clásicos, con las encarnizadas peleas entre las bandas callejera de las ciudades-colmena del planeta Necromunda.

Overkill, Traición en Calth…

Todos ellos juegos de miniaturas con tablero, que pueden jugarse en poco tiempo y en un espacio reducido, que es lo que demanda el público actual, siempre escaso de tiempo. Muy recomendables todos por sus mecánicas muy cuidadas, un diseño de calidad y las espectaculares miniaturas Games Workshop, que siguen siendo líderes en el mercado.

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